Maremágnum Mario Vargas Suárez El eclipse

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El tema lo debimos aprender en la escuela, desde la primaria. Y con toda seguridad en estos días, usted y yo oímos hablar del eclipse del sol.

De lo que quizá pocos estemos enterados, es que la palabrita como el título, es de origen griego que significa ‘desaparición’, ‘abandono’.

Esa desaparición o abandono, los científicos lo explican como un fenómeno en el que la luz procedente de un cuerpo celeste es bloqueada por otro, normalmente llamado ‘cuerpo eclipsante’.

Por tal razón podemos clasificarlos en eclipses del Sol y el de la Luna.

Un eclipse solar de ayer fue un fenómeno astronómico en el que la luna pasó por delante del Sol, razón por la cual dejamos de verlo.

La denominación "total" o "parcial" dependerá de si observamos el eclipse dentro de la umbra o la penumbra (las dos partes de la sombra de la luna). Si lo observamos dentro de la umbra, el eclipse será total. Si lo hacemos dentro de la penumbra, será parcial.

Quienes se han encargado de estudiar estos fenómenos naturales, afirman que no son frecuentes los eclipses y que solo se dan cuando el Sol y la Luna se alinean con la Tierra de una manera determinada.

El fenómeno que se vivió, solo fue total en algunas regiones de nuestro planeta, aunque causó mucha expectación entre la población mundial y apenas se nubló en estas tierras tamaulipecas.

Caso contrario al norte, con los habitantes de Gringolandia, que sí pudieron observar cómo a plena luz del día se fue poco a poco oscureciendo, al grado que los sistemas de encendido automático de alumbrado público operó; los animales del bosque, incluyendo las aves de corral anunciaron descontrolados la llegada de la noche y el nacimiento de un nuevo día.

Los curiosos de estos fenómenos, movidos por conocer cada momento, vislumbraban en infinito constantemente, en busca de alguna señal especial.

Hubo desde luego quienes buscaron la asesoría de los que saben y ‘no echaron en saco roto’ las recomendaciones del Físico José Fernando Barral Caballero, subdirector del Museo Tamux y responsable del Planetario de Cd. Victoria.

Entre otras recomendaciones Barral Caballero explicó no mirar al sol directamente porque se corre el altísimo riesgo de perder la vista, ya que las retinas son muy susceptibles a la quemadura de la luz ultravioleta -que pese a la ‘oscuridad’- sigue llegando durante la fase parcial del eclipse.

Don Fernando Barral declaró a la televisión local que “...tampoco debemos contemplar el fenómeno a través de las nubes ni reflejado en el agua y desde luego, no confiarnos y usar gafas de sol, cristales ahumados o radiografías. El único método 100% seguro es observar el eclipse de forma indirecta.”

Mucha información sobre este fenómeno natural se hizo viral por todos los medios y quizá gracias a ello hasta el momento no se sabe de persona alguna dañada por incumplir las normas mínimas de cuidado.

Lo que llamó la atención en las transmisiones que se hicieron, fue la gran cantidad de personas que se trasladaron a lugares de los Estados Unidos para ‘vivir’ el fenómeno natural, auqneu los ¿gritos? ¿Lamentos? Oraciones o imploraciones sorprendieron porque muchos qeu fueron captados por una lente, parecían poseídos.

En tierras aztecas fueron innumerables las escuelas de todos los niveles donde los maestros explicaron el fenómeno a sus estudiantes y no faltaron la instalación de telescopios en centros escolares asesorados con maestros especialistas, sobre todo alrededor de las 13 horas.

 

En otros lugares como el Cerro del Fortín en Oaxaca, las Pirámides de Teotihuacán, Uxmal, Chichen Itzá, etc., se convirtieron en centros de observación donde miles de turistas, algunos vestidos de blanco admiraron el fenómeno.



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