Maremágnum
Mario Vargasuárez
Trampa bancaria
Cuando se habla de la delincuencia de ‘cuello blanco’, la página en internet conocida como Wikipedia, reporta que son aquellas personas que realizan delitos económicos sin violencia, generalmente en posiciones de autoridad o confianza. Los delitos incluyen fraudes, corrupción, malversación de fondos, y otros que buscan aprovechar la confianza de otros.
El sociólogo Edwin Sutherland fue quién introdujo el término en 1939, definiéndolos “…como crímenes cometidos por personas de alto estatus social en el ejercicio de su cargo.” Ejemplos comunes de los delitos de cuello blanco son el fraude financiero, el lavado de dinero y la corrupción.
Lamentablemente los banqueros y empresas ligadas a movimientos financieros en el México de todos los tiempos, incluyendo los presentes de la 4T, siguen impunemente haciendo de las suyas con los clientes a quienes cobran bajo engaño en la prestación de servicios bancarios.
Uno de los bancos que oferta todo tipo de seguros, incluyendo los obligatorios para automóviles, “brinda la oportunidad de escoger” la compañía aseguradora según los servicios que ofertan.
El 12 de noviembre de 2024, Banco Santander vendió un seguro de auto para una Pick Upp modelo 2023 con vencimiento anual. El cliente entonces aceptó la oferta de esta institución, pagando con su Tarjeta de Crédito.
La sorpresa para el cliente de Banca Santander es que a la revisión de la aplicación telefónica se reflejó un crédito por $15, 955.12 (quince mil novecientos cincuenta y cinco pesos 12/100) fechado precisamente el 12 de noviembre de 2025. Sin atinar la razón de este cargo, acudió a una sucursal para la aclaración correspondiente.
El empleado bancario de inmediato se percató que el cobro se debía al pago de la póliza de auto No. 069104083623102 de la compañía GNP con vigencia anual del 12 de noviembre del 2025 al 2026. Hecho que desde luego fue protestado porque el cliente nunca autorizó tal renovación pues la unidad automotriz ya había sido vendida.
La respuesta del empleado bancario fue contundente: “El contrato dice que es de renovación automática… el vendedor debió advertir que para evitar la renovación automática se debió cancelar un mes antes del vencimiento…” adicionó: “Si usted gusta cancelar este seguro debe llamar por teléfono a la Super Línea y ahí pide la cancelación.”
La llamada obligada se hizo el 27 de noviembre, rescatando el número de FOLIO 464532 sobre la cancelación, dando por entendido que de inmediato se procedería a ‘borrar’ los casi 16 mil pesos…
¿Sorpresa? La empleada bancaria vía telefónica que conoció la cancelación correspondiente advirtió al cliente de Santander que se cobraría la parte proporcional de los días transcurridos del seguro, más gastos de expedición (mil pesos).
Llegado el momento de pagar la tarjeta bancaria se hizo la reflexión sobre los intereses bancarios, por lo que se optó por pagar el mínimo de 3 mil 60 pesos, aunque el día 7 de diciembre la Tarjeta de Crédito reflejó un saldo de más de 19 mil pesos.
¿Porque el sociólogo estadounidense Edwin Sutherland llamaría a los abusivos de ‘cuello blanco’? Quizá se deba a la costumbre de que los delincuentes comunes y corrientes ¿acostumbraban? cubrirse el rostro con un paño, además de su vestimenta -generalmente pobre, humilde-.
Se entiende por consecuencia que los delincuentes de cuello blanco visten pulcramente o sea de traje, corbata, calzado limpísimo y con una apariencia de pertenecer a un mundo privilegiado.
Y los empleados, en el caso que nos ocupa, quizá con esa esperanza de subir de nivel social, tratan a los usuarios con la punta del pie, como dignos defensores de los intereses de los dueños y no dudamos que son ellos quienes dan las ideas de robo, extorsión o el abuso de confianza con la intensión de escalar niveles de asenso laboral y por lo tanto ‘superar su propio contexto social’.